Un nombre en inglés no te hace internacional (ni uno en español te hace local).
- Carlos Cornejo
- 17 jul
- 2 Min. de lectura

Uno de los mitos más comunes al crear una marca es pensar que usar un nombre en inglés automáticamente te posiciona como internacional. Como si ponerle un apellido gringo a tu proyecto abriera las puertas del mundo. Spoiler: no funciona así.
Y al revés también pasa. Muchos emprendedores evitan usar palabras en español porque temen que suene demasiado local, poco aspiracional o poco profesional. Pero el idioma del nombre no determina su alcance, lo que realmente importa es la estrategia detrás de la elección.
Lo que hace que un nombre funcione (aquí o en otro país)
Un buen nombre no depende del idioma, sino de su capacidad para conectar, diferenciar y mantenerse relevante. Hay marcas con nombres en español que son globales (piensa en “Desigual” o “Zara”) y marcas en inglés que no han salido de su colonia.
El verdadero diferenciador es qué tan bien está pensado el nombre para tu mercado, tu propuesta de valor y tu crecimiento futuro.
Y sí, a veces un nombre en inglés funciona perfecto. Pero no porque sea en inglés, sino porque fue creado con intención y estrategia.
Lo que deberías preguntarte antes de elegir el idioma de tu nombre
Antes de correr a registrar algo como "The Something Co." o "Studio Whatever", vale la pena detenerse y hacerte preguntas clave:
¿A quién quieres hablarle?
¿Cómo suena y se percibe ese nombre en tu contexto cultural?
¿Está alineado con tu identidad de marca o es solo una moda?
3 consejos para elegir el idioma correcto para tu nombre de marca:
No te vayas por lo obvio. Solo porque algo suena bien en inglés no significa que comunique bien. Busca una conexión real, no solo fonética.
Haz pruebas con usuarios reales. Pregunta cómo lo perciben, si lo entienden, si lo recuerdan. A veces lo que tú crees internacional suena genérico o frío para tu audiencia.
Trabaja con un naming creator. Un experto puede ayudarte a ver más allá del idioma y encontrar una solución que funcione estratégicamente y emocionalmente.
Elegir el idioma de tu nombre no debería ser una decisión impulsiva. Deja que el nombre hable tu esencia, no tus inseguridades. Porque lo que realmente posiciona a una marca no es el inglés, es su claridad y su conexión con las personas correctas.
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