¿Puede un Nuevo Nombre Salvar al PRI?
- Carlos Cornejo
- 17 jun 2024
- 2 Min. de lectura

Hace un par de días, platicaba con varios amigos sobre el tema de moda: las elecciones en México. Hablamos de lo sorprendentes que fueron algunos resultados.
Más allá de quién ganó, hubo muchos datos que me hicieron reflexionar sobre la evolución e importancia de la narrativa y las historias que tienen hoy en día los partidos. Por ejemplo, cómo Movimiento Ciudadano logró obtener el 10% de los votos con un candidato que hace seis meses nadie conocía, pero con una marca que lo elevó a su máximo potencial.
Esto me recordó que a principios de los años 2000, este partido tenía otro nombre y otro logo: Convergencia. Era uno de esos partidos que la gente percibía "de relleno" y que terminaban únicamente haciendo alianzas con los partidos fuertes (PRI, PAN o PRD) para mantener su registro. Sin embargo, en 2011 decidieron cambiar su nombre para convertirse en lo que hoy conocemos como Movimiento Ciudadano, Movimiento Naranja, MC, Fosfo Fosfo, o como tú le quieras decir.
Desde 2011, han tomado tan buenas decisiones (por lo menos en temas de marca y posicionamiento) que rápidamente se han hecho parte de la cultura pop, con personalidades, canciones y una imagen institucional que parece ser ya una de las grandes.
Caso contrario es el del PRD, que ha venido en decadencia (otra vez en temas de marca y posicionamiento), terminando por desaparecer, ya que la gente no logra identificarse con sus causas, sus representantes o su marca.
Esto me llevó a analizar aún más el caso del PRI, una marca totalmente desgastada y relacionada con todo lo que estuvo mal en México durante mucho tiempo. Hoy, la marca y el nombre son símbolos de desgaste, corrupción, malos manejos, robo, etc. Y esto no quiere decir que los demás partidos no tengan las mismas connotaciones. Realmente, todo el tema relacionado con la política las tiene. Incluso, tal vez este post reciba mensajes de odio solo por tener como temática principal la política mexicana, aunque sea solo hablando de marcas y nombres. Pero también quiero decir que, por lo menos yo, pude identificar a buenos candidatos, con capacidad, estudio y ganas. Probablemente eran la mejor opción para su distrito o para su ciudad, pero la marca y el nombre PRI les pesaron mucho, lo que hizo que perdieran gravemente estas elecciones.
Es muy curioso analizar estos casos y compararlos desde una perspectiva de naming y branding, pero creo que mi análisis y la intención de esta columna es dejar una pequeña observación que, a mi consideración y por lo menos en el área en la que me considero experto:
El PRI necesita un nuevo nombre urgentemente.
Por supuesto, como lo haría con cualquier otro proyecto, lo primero que les recomendaría es cambiar su estructura, sus procesos y su servicio (cosa que seguramente ya saben y espero que estén haciendo). Pero si realmente quieren darle la vuelta a esta situación, necesitan cambiar su comunicación, su identidad y, sobre todo, su nombre, si no quieren tener el mismo destino que el PRD.
Pero esta es solo mi opinión.
P.D. ¿Se imaginan a Secretname haciendo el nuevo nombre para el Partido Revolucionario Institucional?
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